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Escuela

Entre 1971 y 1985 el Monasterio de San Miguel de los Reyes albergó en su interior el Colegio Público Reina Doña Germana. Esta ubicación, inapropiada desde un punto de vista educativo, se debió a dos motivos comunes en muchos lugares de España. Por un lado, los ambiciosos objetivos de escolarización que preveía la recién estrenada Ley General de Educación (LGE 1970), más conocida como la EGB, y la escasa dotación material que la acompañaba, una situación que se solventó utilizando todo tipo de edificios como aularios o mediante la instalación de aulas prefabricadas. Por otro, al urbanismo salvaje de los años 60 y 70 del pasado siglo que hizo crecer los barrios de la periferia de muchas grandes ciudades prestando poca o ninguna atención a las necesidades educativas, sanitarias o de esparcimiento de la numerosa población procedente de zonas rurales o de ciudades más pequeñas que se desplazó a las grandes ciudades en busca de trabajo.

En 1971 los aularios originales fueron unos edificios administrativos de la antigua cárcel de San Miguel de los Reyes, insuficientes para acoger la población en edad escolar del barrio y, poco después, aulas prefabricadas, todas ellas con condiciones deficientes para impartir clase. Esas aulas se ubicaban en un edifico que en aquella época servía de almacén de desahucio del Ayuntamiento y de albergue para indigentes con lo que ello conllevaba de molestias, e incluso peligro por la entrada de camiones, para los niños y niñas. De hecho, no fue hasta 1975 que se pudo habilitar uno de los claustros del monasterio como patio de recreo y aún allí hubo peligro de desprendimiento de cascotes. Estas condiciones, sumadas a un entorno con graves problemas sociales y de infraestructuras como el barrio de Orriols, explican en buena medida que gran parte del profesorado permaneciera poco en el centro; de hecho hasta 266 docentes dieron clase en el CP Reina Doña Germana.

Pese a todas las dificultades, entre 1975 y 1979 se consiguieron grandes logros como la apertura, aprovechando distintas dependencias del monasterio, de un salón de actos, un laboratorio, un gimnasio e incluso de un comedor escolar. Estos espacios permitieron ampliar muchas de las actividades educativas que impulsaron un grupo de docentes muy comprometidos con el centro, entre ellas exposiciones realizadas en colaboración con la Universidad de Valencia o, en una época en que era infrecuente, el intercambio con alumnos de otros países. El centro se implicó también de manera decidida en la dinamización cultural de Orriols colaborando en la creación de bandas de música, realización de conciertos o de carnavales.

Más de 2.000 niños y niñas pasaron por las aulas del CP Reina Doña Germana hasta que en 1985 el centro se trasladó a un nuevo colegio público construido en el barrio. Con ello acabó una época llena de dificultades pero también llena del legítimo orgullo de quienes, de una forma anónima y desinteresada, hicieron posible pese a todos los obstáculos un proyecto de educación pública de calidad y comprometido con la sociedad.